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Clínica Lenira Santolaya

 
 

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Llamamos pata de ganso a la estructura tendinosa localizada en la parte lateral interna de la rodilla, debajo de la línea articular, donde se insertan tres tendones que pertenecen a los músculos: recto interno, sartorio y semitendinoso.

La tendinitis de pata de ganso se produce por la inflamación de los tendones de estos tres músculos y la bolsa sinovial que se encuentra en esa zona para amortiguar los roces con la parte interna/medial de la meseta tibial.

Este tipo de tendinitis suele ser más frecuente en mujeres con sobrepeso y con artrosis de rodilla, en diabéticos y en corredores.

En el caso de las mujeres, se debe a un aumento de presión sobre la inserción de la pata de ganso por el sobrepeso y/o por el cambio fisiológico de la rodilla por la degeneración articular. En cambio en los corredores es por exceso de ejercicio físico, ligado en muchas ocasiones a: dar grandes zancadas, tener los pies planos, un acortamiento de la musculatura isquiotibial o tener genu valgo de rodilla (desviación de esta hacia dentro).

El síntoma principal de la tendinitis de la pata de ganso es el dolor. En ocasiones es constante y se asocia a un edema y rigidez inicial (que va disminuyendo poco a poco). El dolor es intenso al palpar la zona interna de la rodilla y, en fases agudas, también el dolor se agudiza durante la noche. Cuando más se manifiesta es al levantarse de la silla o cama, al salir del coche, al agacharse, al correr o dar zancadas grandes. Cuando el dolor es muy intenso puede incluso limitar al paciente a la hora de caminar.

En el caso de los corredores, antes de que aparezca la lesión, es muy importante prevenirse: con una sesión de calentamiento antes de realizar el deporte y una posterior sesión de estiramiento para ayudar al organismo la vuelta al reposo.

Para realizar el tratamiento, el fisioterapeuta deberá realizar un examen exhaustico del paciente, analizando su biomecánica, y determinar con más precisión la causa que lo genera.

El tratamiento inicial va encaminado a aliviar el dolor y reducir la inflamación de la zona. Para ello es recomendable usar antiinflamatorios (vía tópica o vía oral con receta médica), aplicaciones locales de compresas frías y mantener el mayor reposo posible (en caso de corredores, dejar de realizar la práctica deportiva correspondiente).

A nivel de rehabilitación fisioterapéutica será recomendable la aplicación de ultrasonido, electroestimulación, lasér, cyriax, estiramientos pasivos de la musculatura implicada y vendaje neuromuscular entre otros.

Terminado el periodo de recuperación, es fundamental recordar que lo más importante es prevenir. Por lo tanto, (sobretodo los deportistas), al volver a la actividad lo harán de forma progresiva y prestando especial atención en el tipo de calzado que usa.

 
 
 

El VPPB es la causa más frecuente de vértigo, y constituye aproximadamente entre un 20% y 25% del los vértigos del oído interno. La incidencia es mayor en personas adultas.

El vértigo es la sensación de que uno está girando en un tiovivo, todo le da vueltas. Suele ocurrir al mover la cabeza en una posición determinada, provocando la aparición de sus síntomas: vértigo, náusea, sudoración, desequilibrio, sensación de embotamiento o aturdimiento y nistagmo. Estos síntomas aparecen al mover la cabeza, con respecto a la gravedad, por ejemplo: levantarse o tumbarse, girar sobre la cama, agacharse. Estos episodios suelen durar menos de un minuto.

Los episodios de VPPB suelen presentarse por pocas semanas y luego desaparecen, pero ocasionalmente, pueden reaparecer.

El vértigo y los demás síntomas del VPPB son la consecuencia del desplazamiento anormal de las otoconias o otolitos (cristales de carbonato de calcio) que se desprenden de la mácula del utrículo (en el aparato vestibular), al penetrar en alguno de los canales semicirculares, principalmente el canal posterior.

Esta disfunción ocurre sin causa aparente en la mayoría de los pacientes; pero a veces se da por:

  • Un traumatismo craneal.
  • Una degeneración del sistema utricular del oído interno en personas mayores.
  • Infecciones u otras afecciones del oído interno (laberintitis, neuritis vestibular...).
  • Uso continuado de medicamentos ototóxicos (antibióticos).
  • Edema endolinfático.
  • Asociado a la migraña.

Los pacientes que sufren un episodio agudo padecen los 4 reflejos: vía vestíbulo-ocular (nistagmo), vía vestíbulo-espinal (ataxia vestibular), vía vestíbulo-cortical (vértigo) y vía vestíbulo-vagal (nauseas, sudoración...). En pacientes crónicos no tiene por qué darse los 4 reflejos.

La forma de diagnosticar un VPPB es:

  • Anamnesis sobre la historia clínica del paciente.
  • Realizar Test Canalíticos, Test del Sistema Otolítico, Test Vestíbulo-Espinal y Test del Reflejo Cérvico-Ocular, para ser más específicos en el tipo de disfunción que sufre el paciente.
  • Realizar la maniobras específicas del canal semicircular posterior y anterior (Dix-Hallpike) y del canal semicircular horizontal (Mc Clure) para poder observar el nistagmus.

A veces es necesario otras pruebas diagnósticas que el otoneurólogo debe mandar si no hay un resultado claro cómo: Electroencefalograma (EEG), Electronistagmografía (ENG), Tomografía computerizada de la cabeza, Resonancia magnética de la cabeza, Audiometría, Angiografía por resonancia magnética de la cabeza y Estimulación calórica.

Para tratar el VPPB se debe realizar la maniobra de reposicionamiento de los otólitos del oído interno: 

  • Maniobra de Epley en el caso de que los otólitos se encuentren en el canal posterior.
  • Maniobra de Semont si estuvisen en el canal anterior.
  • Maniobra de Gufoni si fuese en el canal horizontal.

En más del 80% de los casos la mejoría es inmediata, a veces es necesario realizar las maniobras más de una vez e incluso trabajar el equilibrio.

Algunos medicamentos pueden aliviar las sensaciones de vértigo: antihistamínicos, anticolinérgicos y sedantes hipnóticos; aunque no son muy efectivos para tratar el vértigo. Cuando el vértigo es pesistente, ante el fracaso de las maniobras durante meses, y si el paciente se encuentra incapacitado, sólo en casos excepcionales, se indicará el tratamiento quirúrgico que es la oclusión del canal afectado.

Después del tratamiento (la realización de la maiobra) es importante tener en cuenta algunos consejos: 

  • Dormir semi-sentado en las 2 noches siguientes.
  • Evitar dormir sobre el lado afecto.
  • No realizar ejercicios físicos fuertes ni deportes.
  • No tomar alimentos excitantes (chocolate, café, alcohol, té...).
  • No colocar por periodos prolongados la cabeza en rotación y extensión (por ejemplo: visita al dentista o ir a la peluquera).

 

 
 
 

El método Hipopresivo fue creado por el Dr. Marcel Caufriez, quien buscaba una serie de ejercicios que ayudansen al paciente a mejorar su postura, a la vez que no aumentase su presión abdominal al ejecutarlos.

El Dr. Marcel divide estos ejericios en tres grupos de técnicas: Ejercicios de Gimnasia Abdominal Hipopresiva (GAH), Ejericios de Aspiración Diafragmática y Ejercicios de Transferencia Tensional.

En éste post hablaremos sobre GAH y sus beneficios.

La GAH tiene como objetivo:

  • Corregir la postura.
  • Mejorar la gestión de la presión abdominal, relajando el diafragma torácico tónico.

La Gimnasia Abdominal Hipopresiva son ejercicios posturales, con los que conseguimos crear una presión negativa dentro de la cavidad abdominal y pélvica, provocando una succión de las vísceras, y también una contracción refleja de la musculatura del suelo pélvico y transverso profundo del abdomen. Por medio de los ejercicios se activan los músculos hipopresivos (serrato mayor, espinales profundos, platisma, faja abdominal, etc.) y la contracción del diafragma en aspiración (apnea espiratoria).

Lo más importante en estos ejericios son las posturas en las que se realiza, y no tanto la apnea espiratoria.

La población en general no presta atención a la musculatura de su faja abdominal, ni tampoco a su musculatura del periné. En consecuencia ésta musculatura se vuelve flácida y provoca, que, a la larga, se tengan múltiples disfunciones relacionadas con:

  • La esfera uro-genital (incontinencia urinaria, prolapsos de vísceras...).
  • La columna vertebral (hernia discal, lumbalgia, rectificación lumbar...).

El método hipopresivo ayuda no solo a prevenir y mejorar lo dicho anteriormente, sino que también tiene otros beneficios como: aumentar la capacidad respiratoria, mejorar el rendimineto deportivo, disminuir la diástasis abdominal, reducir la cintura y mejorar el equilibrio y la postura. Todos estos beneficios, tanto terapéuticos como estéticos, se observan a corto, medio y largo plazo cuando se realizan de forma continua y progresiva.

Al realizar estos ejericios es conveniente saber las contraindicaciones de los mismos como: tener hipertensión arterial y estar embarazada.

Estos ejercicios están indicados en el caso de querer quedarse embarazada, para fortalecer la faja abdominal y periné como preparación al embarazo y posterior parto.

Resumiendo la GAH está indicada para:

  • Post parto preventivo.
  • Tonificar la faja abadominal y suelo pélvico.
  • Prevención de hernias de todo tipo (discales, umbilicales, inguinales...).
  • Drenaje vascular del os miembros inferiores. 
  • Cervicalgias, dorsalgias y lumbalgias causadas por malas posturas.
  • Mejorar el rendimiento deportivo.

En conclusión los ejercicios hipopresivos o GAH aportan beneficios positivos para la salud, realizando un trabajo abdominal, postural y respiratorio muy completo.

 

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El latigazo cervical es una lesión producida por un mecanismo de aceleración (movimiento de flexión de cabeza y cuello), seguido de uno de deceleración (movimiento de extensión de cabeza y cuello), de forma brusca y excesiva. Esta lesión es muy común al chocar con el coche. En él la cabeza y las cervicales sufren una sacudida provocando con frecuencia lesiones óseas y de tejido blando, como pueden ser: distensión de ligamentos, contracturas musculares, inflamación de los tendones, inflamación de los discos intervertebrales o hernias discales, luxaciones o fracturas vertebrales. Todo ello puede acarrear consecuencias graves.

Los síntomas más frecuentes que los pacientes sufren son: dolor de cuello y hombros con o sin irradiación a los brazos, sensación de cabeza pesada, rigidez cervical, vértigos, mareos o inestabilidad, dolor en la articulación temporomandibular, cefaleas, tinnitus, problemas de visión o audición, ansiedad, problemas de concentración y de memoria...

Todas estas circunstancias deben ser evaluadas al inicio del tratamiento, se aconseja realizar una radiografía o resonancia magnética de las cervicales. En las fases iniciales, y dependiendo de la gravedad, el médico puede aconsejar la aplicación o ingesta de relajantes musculares o antiinflamatorios.

Hasta ahora se recomendaba el uso del collarín blando. Pero actualmente los estudios desvelan que no siempre ayuda en la evolución del paciente; a veces, su uso prolongado, puede aumentar las complicaciones y mantener el dolor, al reducir el tono muscular (atrofia) y la propiocepción de las cervicales.

Es muy recomedable acudir al fisioterapeuta, quien, con diferentes técnicas (masajes, termoterapia, movilizaciones pasivas, manipulaciones y tracciones cervicales), podrá abordar de forma completa esta lesión y obtener el mejor resultado en cada paciente.

 
 
 

Es el engrosamiento o fibrosis alrededor de uno de los nervios que discurren entre los huesos metatarsos del pie. Comúnmente se localiza entre el 3º y 4º dedo, aunque a veces se puede encontrar entre el 2º y 3º. Su incidencia es mayor en las mujeres que en los hombres, y puede aparecer a cualquier edad.

Estos nervios son los encargados de dar sensibilidad y motricidad al pie, y cuando alguno de ellos se ve oprimido de forma continua, se produce una irritación, que mantenida en el tiempo aumenta la presión en la zona produciendo inflamación y posteriormente fibrosis. Esto provocará dolor y pérdida de sensibilidad en los dedos del pie.

Las causas de esta patología pueden ser: usar zapatos apretados o de punta estrecha, usar tacones altos, deformidad de los dedos o problemas en la zona delantera del pie (juanetes y/o dedos en martillo), tener pies planos o con tendencia a pronación, caminar de puntillas o realizar deportes de salto continuado...

Los síntomas con los que el paciente suele acudir al médico son:

  • Hormigueo en el espacio entre el 3º y 4º dedo del pie.
  • Calambres en los dedos de los pies.
  • Dolores punzantes en la zona metatarsiana del pie.
  • Sensación de frio o calor entre el 3º y 4º dedo.
  • El dolor aumenta al utilizar zapatos cerrados.
  • Los síntomas se acentúan al andar en exceso, correr, mantenerse de pie durante mucho tiempo o al bailar ballet.

El médico para poder confirmar el diagnóstico, y no confundirlo con una metatarsalgia por sobrecarga, debe realizar una prueba radiológica: una ecografía de alta resolución o una resonancia magnética, ya que con una radiografía normal no es visible.

En el tratamiento inical se debe intentar eliminar la sobrecarga mecánica de la zona: utilizando una horma más ancha en el calzado, evitar el uso de tacones, usar plantillas personalizadas para descargar la zona del antepié y, ante todo, realizar reposo. Todo esto se debe acompañar con un tratamiento fisioterápico dirigido a desinflamar la zona y dar más flexibilidad al pie con el uso del frio, movilizar metatarsos, masajear la zona del antepié y estirar la planta del pie. Cuando se está en una fase muy aguda el médico puede aconsejar también antinflamatorios que pueden ser infiltraciones (no se realizan más de tres por año), o por vía oral. Este tratamiento suele ser efectivo en un 70% de los casos.

En los casos en el que el tratamiento conservador no mejora los síntomas, se debe plantear la cirugía, con el fin de aumentar el espacio alrededor del nervio (eliminando el tejido engrosado alrededor de éste), o eliminar parte del nervio.

Si el Neuroma de Morton no es tratado puede dar complicaciones con el paso del tiempo, impidiendo caminar e incluso causar otras patologías, a nivel de los miembros inferiores, por modificar la pisada para evita el dolor.

 
 

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