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Clínica Lenira Santolaya

 
 

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La fascia plantar es un tejido grueso, fibroso y elástico que va desde el calcáneo hasta los dedos del pie (metatarsianos). La fascia plantar tiene una función muy importante al caminar: es la responsable de mantener el arco plantar, absorber la energía de la pisada contra el suelo y proteger los metatarsianos evitando una flexión excesiva de los dedos.

Cuando este tejido se inflama y/o se acorta se denomina fascitis plantar. Esta inflamación ocurre cuando la fascia se estira o sobrecarga demasiado, dificultando el hecho de caminar. Su síntoma principal es el dolor agudo, que se localiza principalmente cerca de donde se une la fascia al calcáneo, aunque a veces, puede empezar en la parte interna del tobillo.

En fases agudas, el dolor es más intenso por las mañanas, en los primeros pasos recién levantado de la cama (ya que por la noche, mientras dormimos, esta fascia se contrae y se acorta). También se da después de estar largos periodos en pie o sentado, y tras realizar alguna actividad física. La sensación es tipo quemazón y punzadas, que va remitiendo a medida que el tejido se calienta. Podemos observar, también, un enrojecimiento y rigidez en el arco plantar.

En fases posteriores el dolor aumenta en intensidad y tarda más en remitir, dificultando el hecho de subir escaleras.

Ante una lesión de este tipo, lo más importante es diagnosticarla cuanto antes y empezar a tratarla, ya que, a medida que vaya pasando el tiempo, se agudizará cada vez más, hasta limitar el caminar. Se debe realizar un diagnóstico diferencial para poder eliminar otras patologías con síntomas similares, como: espolones calcáneos, bursitis calcáneas, fracturas, atrapamiento de algún nervio, artritis o gota.

La fascitis plantar es la lesión más común entre deportistas (corredores de fondo, jugadores de baloncesto, futbol...) por el exceso de saltos y largas carreras (sobre superficies duras y uniformes) de forma repetitiva. En estos casos los síntomas disminuyen unos minutos después de empezar el entrenamiento; pero a medida que la lesión progrese y no se trate, cada vez resultará más difícil empezar a entrenar, ya que el dolor se prolongará durante más tiempo.

Las causas que pueden provocar la aparición de una fascitis plantar son varias:

  • Sobrecarga de actividad física o deporte (realizada en superficies duras).
  • Retracción del tendón de Aquiles (por ejemplo por uso excesivo de tacones).
  • Pie cavo o valgo (por disminución del apoyo plantar) y pie plano (por un apoyo incorrecto). 
  • Forma de pisada incorrecta.
  • Calzado inadecuado y con mala sujeción.
  • Enfermedades concomitantes (artritis, diabetes, gota...).
  • Sobrepeso.

En el tratamiento de una fascitis plantar cabe destacar:

  • Visita al podólogo: él deberá realizar un estudio biomecánico de la pisada, para poder colocarle una plantilla personalizada, y ayudar a reducir la tensión en la fascia, amortiguando los impactos de la pisda.
  • Visita al médico: aconsejará la toma de medicación antiinflamatoria si lo considera necesario.
  • Acudir al fisioterapeuta para que ayude a relajar y estirar la fascia plantar y la musculatura posterior de la pantorrilla, además de desinflamar la zona. El fisioterapeuta será quien indique algunos autocuidados para evitar que la fascitis plantar vaya a más.
  • Poner atención, también, en el calzado que se utiliza a diario y el específico para la actividad física; debe ser adecuado para no forzar la pisada ni realizarla de forma incorrecta.
  • A veces, si se está en una fase avanzada, es necesario el uso de una férula para dormir, para evitar que se acorte la fascia durante la noche.
  • Solo en los casos graves y crónicos se indica la cirugía de la fascia plantar.
  • Realizar reposo en casos de deportistas e ir introduciendo la actividad física progresivamente.

El tratamiento puede durar desde varios meses hasta 2 años antes de que los síntomas mejoren. La mayoría de los pacientes se sienten más aliviados en 6 a 18 meses.

Algunos consejos de autocuidado para un paciente que sufre fascitis plantar son:

  • Masajear la planta del pie con algún gel o crema antiinflamatoria.
  • Estirar y masajear la planta del pie con una botella de agua congelada, haciéndola rodar contra el suelo.
  • Rodar una pelota de tenis con la planta del pie, para masajear la zona afectada.
  • Colocar frío en la zona inflamada.
  • Realizar estiramientos de la musculatura posterior de la pierna (gemelos y sóleo).

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 

Llamamos pata de ganso a la estructura tendinosa localizada en la parte lateral interna de la rodilla, debajo de la línea articular, donde se insertan tres tendones que pertenecen a los músculos: recto interno, sartorio y semitendinoso.

La tendinitis de pata de ganso se produce por la inflamación de los tendones de estos tres músculos y la bolsa sinovial que se encuentra en esa zona para amortiguar los roces con la parte interna/medial de la meseta tibial.

Este tipo de tendinitis suele ser más frecuente en mujeres con sobrepeso y con artrosis de rodilla, en diabéticos y en corredores.

En el caso de las mujeres, se debe a un aumento de presión sobre la inserción de la pata de ganso por el sobrepeso y/o por el cambio fisiológico de la rodilla por la degeneración articular. En cambio en los corredores es por exceso de ejercicio físico, ligado en muchas ocasiones a: dar grandes zancadas, tener los pies planos, un acortamiento de la musculatura isquiotibial o tener genu valgo de rodilla (desviación de esta hacia dentro).

El síntoma principal de la tendinitis de la pata de ganso es el dolor. En ocasiones es constante y se asocia a un edema y rigidez inicial (que va disminuyendo poco a poco). El dolor es intenso al palpar la zona interna de la rodilla y, en fases agudas, también el dolor se agudiza durante la noche. Cuando más se manifiesta es al levantarse de la silla o cama, al salir del coche, al agacharse, al correr o dar zancadas grandes. Cuando el dolor es muy intenso puede incluso limitar al paciente a la hora de caminar.

En el caso de los corredores, antes de que aparezca la lesión, es muy importante prevenirse: con una sesión de calentamiento antes de realizar el deporte y una posterior sesión de estiramiento para ayudar al organismo la vuelta al reposo.

Para realizar el tratamiento, el fisioterapeuta deberá realizar un examen exhaustico del paciente, analizando su biomecánica, y determinar con más precisión la causa que lo genera.

El tratamiento inicial va encaminado a aliviar el dolor y reducir la inflamación de la zona. Para ello es recomendable usar antiinflamatorios (vía tópica o vía oral con receta médica), aplicaciones locales de compresas frías y mantener el mayor reposo posible (en caso de corredores, dejar de realizar la práctica deportiva correspondiente).

A nivel de rehabilitación fisioterapéutica será recomendable la aplicación de ultrasonido, electroestimulación, lasér, cyriax, estiramientos pasivos de la musculatura implicada y vendaje neuromuscular entre otros.

Terminado el periodo de recuperación, es fundamental recordar que lo más importante es prevenir. Por lo tanto, (sobretodo los deportistas), al volver a la actividad lo harán de forma progresiva y prestando especial atención en el tipo de calzado que usa.

 
 
 

El VPPB es la causa más frecuente de vértigo, y constituye aproximadamente entre un 20% y 25% del los vértigos del oído interno. La incidencia es mayor en personas adultas.

El vértigo es la sensación de que uno está girando en un tiovivo, todo le da vueltas. Suele ocurrir al mover la cabeza en una posición determinada, provocando la aparición de sus síntomas: vértigo, náusea, sudoración, desequilibrio, sensación de embotamiento o aturdimiento y nistagmo. Estos síntomas aparecen al mover la cabeza, con respecto a la gravedad, por ejemplo: levantarse o tumbarse, girar sobre la cama, agacharse. Estos episodios suelen durar menos de un minuto.

Los episodios de VPPB suelen presentarse por pocas semanas y luego desaparecen, pero ocasionalmente, pueden reaparecer.

El vértigo y los demás síntomas del VPPB son la consecuencia del desplazamiento anormal de las otoconias o otolitos (cristales de carbonato de calcio) que se desprenden de la mácula del utrículo (en el aparato vestibular), al penetrar en alguno de los canales semicirculares, principalmente el canal posterior.

Esta disfunción ocurre sin causa aparente en la mayoría de los pacientes; pero a veces se da por:

  • Un traumatismo craneal.
  • Una degeneración del sistema utricular del oído interno en personas mayores.
  • Infecciones u otras afecciones del oído interno (laberintitis, neuritis vestibular...).
  • Uso continuado de medicamentos ototóxicos (antibióticos).
  • Edema endolinfático.
  • Asociado a la migraña.

Los pacientes que sufren un episodio agudo padecen los 4 reflejos: vía vestíbulo-ocular (nistagmo), vía vestíbulo-espinal (ataxia vestibular), vía vestíbulo-cortical (vértigo) y vía vestíbulo-vagal (nauseas, sudoración...). En pacientes crónicos no tiene por qué darse los 4 reflejos.

La forma de diagnosticar un VPPB es:

  • Anamnesis sobre la historia clínica del paciente.
  • Realizar Test Canalíticos, Test del Sistema Otolítico, Test Vestíbulo-Espinal y Test del Reflejo Cérvico-Ocular, para ser más específicos en el tipo de disfunción que sufre el paciente.
  • Realizar la maniobras específicas del canal semicircular posterior y anterior (Dix-Hallpike) y del canal semicircular horizontal (Mc Clure) para poder observar el nistagmus.

A veces es necesario otras pruebas diagnósticas que el otoneurólogo debe mandar si no hay un resultado claro cómo: Electroencefalograma (EEG), Electronistagmografía (ENG), Tomografía computerizada de la cabeza, Resonancia magnética de la cabeza, Audiometría, Angiografía por resonancia magnética de la cabeza y Estimulación calórica.

Para tratar el VPPB se debe realizar la maniobra de reposicionamiento de los otólitos del oído interno: 

  • Maniobra de Epley en el caso de que los otólitos se encuentren en el canal posterior.
  • Maniobra de Semont si estuvisen en el canal anterior.
  • Maniobra de Gufoni si fuese en el canal horizontal.

En más del 80% de los casos la mejoría es inmediata, a veces es necesario realizar las maniobras más de una vez e incluso trabajar el equilibrio.

Algunos medicamentos pueden aliviar las sensaciones de vértigo: antihistamínicos, anticolinérgicos y sedantes hipnóticos; aunque no son muy efectivos para tratar el vértigo. Cuando el vértigo es pesistente, ante el fracaso de las maniobras durante meses, y si el paciente se encuentra incapacitado, sólo en casos excepcionales, se indicará el tratamiento quirúrgico que es la oclusión del canal afectado.

Después del tratamiento (la realización de la maiobra) es importante tener en cuenta algunos consejos: 

  • Dormir semi-sentado en las 2 noches siguientes.
  • Evitar dormir sobre el lado afecto.
  • No realizar ejercicios físicos fuertes ni deportes.
  • No tomar alimentos excitantes (chocolate, café, alcohol, té...).
  • No colocar por periodos prolongados la cabeza en rotación y extensión (por ejemplo: visita al dentista o ir a la peluquera).

 

 
 
 

El método Hipopresivo fue creado por el Dr. Marcel Caufriez, quien buscaba una serie de ejercicios que ayudansen al paciente a mejorar su postura, a la vez que no aumentase su presión abdominal al ejecutarlos.

El Dr. Marcel divide estos ejericios en tres grupos de técnicas: Ejercicios de Gimnasia Abdominal Hipopresiva (GAH), Ejericios de Aspiración Diafragmática y Ejercicios de Transferencia Tensional.

En éste post hablaremos sobre GAH y sus beneficios.

La GAH tiene como objetivo:

  • Corregir la postura.
  • Mejorar la gestión de la presión abdominal, relajando el diafragma torácico tónico.

La Gimnasia Abdominal Hipopresiva son ejercicios posturales, con los que conseguimos crear una presión negativa dentro de la cavidad abdominal y pélvica, provocando una succión de las vísceras, y también una contracción refleja de la musculatura del suelo pélvico y transverso profundo del abdomen. Por medio de los ejercicios se activan los músculos hipopresivos (serrato mayor, espinales profundos, platisma, faja abdominal, etc.) y la contracción del diafragma en aspiración (apnea espiratoria).

Lo más importante en estos ejericios son las posturas en las que se realiza, y no tanto la apnea espiratoria.

La población en general no presta atención a la musculatura de su faja abdominal, ni tampoco a su musculatura del periné. En consecuencia ésta musculatura se vuelve flácida y provoca, que, a la larga, se tengan múltiples disfunciones relacionadas con:

  • La esfera uro-genital (incontinencia urinaria, prolapsos de vísceras...).
  • La columna vertebral (hernia discal, lumbalgia, rectificación lumbar...).

El método hipopresivo ayuda no solo a prevenir y mejorar lo dicho anteriormente, sino que también tiene otros beneficios como: aumentar la capacidad respiratoria, mejorar el rendimineto deportivo, disminuir la diástasis abdominal, reducir la cintura y mejorar el equilibrio y la postura. Todos estos beneficios, tanto terapéuticos como estéticos, se observan a corto, medio y largo plazo cuando se realizan de forma continua y progresiva.

Al realizar estos ejericios es conveniente saber las contraindicaciones de los mismos como: tener hipertensión arterial y estar embarazada.

Estos ejercicios están indicados en el caso de querer quedarse embarazada, para fortalecer la faja abdominal y periné como preparación al embarazo y posterior parto.

Resumiendo la GAH está indicada para:

  • Post parto preventivo.
  • Tonificar la faja abadominal y suelo pélvico.
  • Prevención de hernias de todo tipo (discales, umbilicales, inguinales...).
  • Drenaje vascular del os miembros inferiores. 
  • Cervicalgias, dorsalgias y lumbalgias causadas por malas posturas.
  • Mejorar el rendimiento deportivo.

En conclusión los ejercicios hipopresivos o GAH aportan beneficios positivos para la salud, realizando un trabajo abdominal, postural y respiratorio muy completo.

 

Obs. Para más información sobre la Gimasia Abdominal Hipopresiva en Logroño, pinchar en el link:www.caufriezconcept.com.

 

 

 
 
 

El latigazo cervical es una lesión producida por un mecanismo de aceleración (movimiento de flexión de cabeza y cuello), seguido de uno de deceleración (movimiento de extensión de cabeza y cuello), de forma brusca y excesiva. Esta lesión es muy común al chocar con el coche. En él la cabeza y las cervicales sufren una sacudida provocando con frecuencia lesiones óseas y de tejido blando, como pueden ser: distensión de ligamentos, contracturas musculares, inflamación de los tendones, inflamación de los discos intervertebrales o hernias discales, luxaciones o fracturas vertebrales. Todo ello puede acarrear consecuencias graves.

Los síntomas más frecuentes que los pacientes sufren son: dolor de cuello y hombros con o sin irradiación a los brazos, sensación de cabeza pesada, rigidez cervical, vértigos, mareos o inestabilidad, dolor en la articulación temporomandibular, cefaleas, tinnitus, problemas de visión o audición, ansiedad, problemas de concentración y de memoria...

Todas estas circunstancias deben ser evaluadas al inicio del tratamiento, se aconseja realizar una radiografía o resonancia magnética de las cervicales. En las fases iniciales, y dependiendo de la gravedad, el médico puede aconsejar la aplicación o ingesta de relajantes musculares o antiinflamatorios.

Hasta ahora se recomendaba el uso del collarín blando. Pero actualmente los estudios desvelan que no siempre ayuda en la evolución del paciente; a veces, su uso prolongado, puede aumentar las complicaciones y mantener el dolor, al reducir el tono muscular (atrofia) y la propiocepción de las cervicales.

Es muy recomedable acudir al fisioterapeuta, quien, con diferentes técnicas (masajes, termoterapia, movilizaciones pasivas, manipulaciones y tracciones cervicales), podrá abordar de forma completa esta lesión y obtener el mejor resultado en cada paciente.

 
 

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